Vasco Núñez de Balboa (Descubridor) 1475-1519 Gobernador de Coiba y Panamá y Adelantado de la Mar del Sur
Es, sin lugar a dudas, la personalidad más destacada y menos reivindicada de la gesta española en tierras americanas; algo así como si su trágico destino de injusticia e incomprensión tuviera que seguir prolongándose, después de su afrentosa muerte, por un extraño y fatídico maleficio.
Dos supremas razones -sin contar su más que suficiente proyección humana- han pasado, muy a la ligera, ante los ojos indiferentes de la Historia, que bien merecerían una detenida y sosegada revisión y un más ecuánime juicio.
Una, América, no pudo ser considerada como tal continente (Colón murió ignorándola) hasta que Balboa cruzara el istmo de Panamá y, alumbrándonos la Mar del Sur, nos diera la certera y exacta dimensión de lo que fuera el Descubrimiento.
Otra, Balboa fue, en potencia, el conquistador del Perú, su soñado Dabaibe, del que tantas veces le oiría hablar su subordinado Francisco Pizarro, a quien el bochornoso y cruento suceso de Acla dejaba libre el camino para esta gran empresa que, sin desdoro o merma de su recia personalidad y reconocidos méritos, a Balboa estaba, sin dudas reservada. Sabemos que este criterio es coincidente con el de nuestros hermanos de las tierras allende el Atlántico.
Apartándonos de esta disgresión, entraremos en materia sobre nuestro personaje, cuyo origen no ofrece lugar a dudas en cuanto a los irrecusables testimonios de quienes le conocieron y personalmente con él se relacionaron.
Nuñez de Balboa nació en Jerez de los Caballeros, en una casa de la hoy denominada calle de la Oliva, hacia 1475. Hijo de familia pobre, pero hidalga, que supo, desde la nada, elevarse con sólo su esfuerzo, su audacia y su natural ingenio a la categoría de mito universal; un paradigma a imitar y a emular por las jóvenes generaciones.
Su infancia y adolescencia discurren al servicio de Pedro Portocarrero y Pacheco el Sordo, VII señor de Moguer, hijo de don Juan Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, el que reconstruyó el castillo templario y las murallas de Jerez en 1475, cuando era maestre de la Orden de Santiago.
Dejó la vida de palacio para embarcarse en la expedición de Rodrigo de Bastidas en el año 1500, explorando las costas del golfo de Urabá y de Venezuela, hasta que, perdidas las naves, recala con los supervivientes de la expedición en la Isla Española. Se avecindó en Salvatierra de la Sabana, en donde cobró fama de esgrimidor notorio, en aquellas peligrosas fronteras insulares, y en uno de los momentos más difíciles de toda la empresa de Indias, pues era en aquellos años cuando desde el golfo de Panamá se incubaba, se gestaba, el salto definitivo a las promisoras tierras del continente. Era entonces gobernador de las Islas y Tierra Firme de las Indias, su paisano frey Nicolás de Ovando, hijo del capitán cacereño Diego de Cáceres Ovando, que tuvo que pedir prestado el dinero para realizar el viaje de regreso de vuelta a España, tras su cese en 1509.
Los avatares de Vasco Nuñez en los territorios recién descubiertos son innumerables, pues pasó de ser polizón de una nave que en 1510, al mando del licenciado Fernández Enciso, marchó al continente como refuerzo de Ojeda -otro explorador de Indias-. En ella huía Balboa de sus acreedores de la Española, y por la que estuvo a punto de ser abandonado en una isla desierta. Pues bien, pasó de polizón, a ser como decimos, fundador de la primera ciudad en la Tierra Firme (Santa María de la Antigua de Darién) -pues ya conocía aquellas costas desde los años de su arribada a la isla de La Española- haciéndose, además, el cabecilla, el propulsor de la conquista del territorio continental americano.
Las intrigas, los infundios y la envidia, lo hicieron morir ejecutado en la plaza pública de Acla, después de haber descubierto el 25 de septiembre de 1513 el Océano Pacífico; de haber sido nombrado Adelantado del Mar del Sur y Gobernador de Panamá y Coiba en 1515. Pero su enemigo declarado fue el nuevo gobernador, Pedrárias Dávila, (que además era su suegro pues había casado por poderes con su hija, doña Marina de Bobadilla) quien, tras un proceso inicuo, lo mandó descabezar con algunos de sus capitanes el día 12 de enero de 1519, ante el asombro de sus compatriotas que veían en él las virtudes del caudillo, del colonizador nato y fiel servidor de la Corona.